Francesc Mestre

Galerista y publicista. Ha dirigido varias galerías de arte como la Sala Adrià o la galería René Metras y, desde 2001, la galería Francesc Mestre Art. Ha sido marchante de Guinovart, Ràfols Casamada, Erwin Bechtold, Artigau o Serra de Rivera, entre otros.

ENEMIGOS DEL ARTE (4): EL MIEDO

ENEMIGOS DEL ARTE (4): EL MIEDO

“Seguros Europa” de José Luís Martín

Es habitual que personas que aman el arte e incluso adquieren obras, sientan la necesidad de advertir: “Yo compro lo que me gusta, pero no entiendo de arte”. Me llama la atención que estas mismas personas no tienen ningún problema en recomendar un disco, un libro, una película o un restaurante, sin añadir que no son musicólogos, críticos literarios, cinéfilos o gurmets. ¿Por qué motivo sienten la necesidad de hacer esta precisión al opinar de arte?

Creo que los distintos estamentos: artistas, críticos, galeristas y museos, que formamos el mundo del arte, nos lo deberíamos preguntar, puesto que cada uno de nosotros tenemos alguna responsabilidad.

Pertenezco a una de las primeras generaciones que a los catorce años tuvimos que escoger entre ciencias o letras y, a los que optamos por la segunda, nos quedó un vago sentimiento de escoger un camino más etéreo en el que todo resulta opinable. No hay más que ver el contraste de opiniones e interpretaciones de la historia en materias como España/América o Cataluña/España, por citar dos ejemplos.

Ésta es una circunstancia propicia para la elucubración y para lo que comunmente se conoce como “comerse el tarro”. Por ello es tan frecuente la utilización de un argot pedante, como si se sintiese la necesidad de transmitir que para opinar de arte se debe tener, como mínimo, un máster de la Rey Juan Carlos.

Es muy importante que, entre todos, ayudemos a combatir el miedo y las reticencias. Por ello, propongo algunas respuestas para contrarrestar comentarios frecuentes:

“¿Cómo es posible que valga este precio?”. Es una pregunta habitual, puesto que cuando salen noticias de arte en los medios suele ser, además de por falsificaciones o estafas, por precios récord. A mis clientes les suelo aconsejar que huyan de las gangas y, en cuanto a los precios, suelo citar a Antonio Machado: Todo necio confunde valor y precio.

“No entiendo esta obra”. El arte no es para entender, sino para sentir. No hay que descifrarlo como si se tratase de un jeroglífico. Si visitamos una exposición o un museo, mi consejo es que pasemos de largo de lo que no nos llama la atención y, en cambio, nos dediquemos a disfrutar de la contemplación de aquello que nos impacta o nos inquieta. Si nos paramos a contemplar una obra es justamente por lo que no entendemos y, en cambio, nos conmueve o nos intriga.

“Los títulos”. Éste es un apartado al que se le suele dar una importancia que no tiene. Muchas obras se presentan con el título “sin título” valga la redundancia, otras el título lo ha puesto el público como “Las Meninas” y, algunos artistas tienden recientemente a la imposición de títulos cursis y pretenciosos, como “La noche tridimensional, subsiste”.

Me gustaría convencer a mi audiencia de que no tema opinar respecto a una obra o a una exposición. No es preciso haber estudiado anatomía para sentir atracción hacia una persona ni para admirar su belleza, como tampoco hay que ser doctor en historia del arte para disfrutar de la contemplación de una obra o para manifestar nuestra opinión desfavorable. Si lo hacemos con respeto, nadie nos encontrará ridículos excepto los “talibanes” que creen conocer la verdad.

Francesc Mestre Bas

Barcelona, julio 2019

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