Francesc Mestre

Galerista y publicista. Ha dirigido varias galerías de arte como la Sala Adrià o la galería René Metras y, desde 2001, la galería Francesc Mestre Art. Ha sido marchante de Guinovart, Ràfols Casamada, Erwin Bechtold, Artigau o Serra de Rivera, entre otros.

EVOCACIÓN DE RAFEL TUR COSTA

EVOCACIÓN DE RAFEL TUR COSTA

Rafel Tur Costa. “Ocell de Plata”, serigrafia, 75 x 68 cm.

Rafel Tur i Costa (Santa Eulària des Riu, 1927–Ibiza, 2020) nos ha dejado esta figura del mundo del arte, al que quiero como artista y como persona. Me enseñó que, en ibicenco, la letra e, que en castellano sólo tiene un sonido y que en el catalán normativo tiene dos (è y é), en ibicenco tiene tres, y me lo demostraba diciendo “Déu , deu dèu” (traducible al castellano por Dios debe diez).

Tenía una tienda en Ibiza: «Ca’n Grabielet» (sic), donde vendía ropa informal. Su especialidad eran las “xumarretes” (camisetas de algodón blanco) que compraba en Mataró y que, con la ayuda de su hermano, teñía con colores que él creaba. Los iba introduciendo en la caldera que hervía, de una en una a intervalos y, de este modo, conseguía que cada una de ellas fuera una pieza única dentro de una gama.

En una ocasión, le presentaron un contrato para que lo firmara. Le ofrecían que durante diez años le comprarían un millón de sus camisetas cada año al precio de venta al público de entonces (350,- pesetas) con todas las garantías bancarias y con cláusulas de adaptación al IPC. Lo rechazó al momento.

Sorprendidos, le preguntaron la causa de la negativa, y respondió: «tengo todo lo necesario». Mi casa en Jesús, con jardín, estudio, piscina y aparcamiento. Tengo mis ingresos que me cubren las necesidades e incluso una embarcación en el puerto. Me divierto haciendo las «xumarretes» con mi hermano, echando la partidita con mis amigos y pintando en casa. Si firmo este contrato, debo contratar una nave; tener personal, controlarlo… Lo siento, pero no soy ni quiero ser empresario.

Estaba casado con una artista alemana tan acogedora como él: Anneliese Witt. Creaba por puro placer y por una necesidad de extrovertir las emociones y compartirlas. Estaba marcado por la trágica muerte de su padre y su abuelo, asesinados al terminar la guerra. Vale la pena leer su libro “Un al·lot evissenc a la guerra civil” (Editorial Mediterrània-Eivissa 2007).

Ibiza era, en los años 60 y 70 del siglo XX, un oasis artístico. Convivían creadores de todo el mundo, que exponían sus obras en las galerías Carl van donin Voort e Ivan Spence. Rafel exponía con el primero.

Quizás este texto se haya centrado en exceso en la valoración de su faceta humana. Es porque lo tengo muy presente como amigo, pero lamentaría dar la impresión de que lo valoro menos como artista, y de ninguna manera quisiera que fuera así. Rafel Tur Costa es uno de los grandes pintores que, a pesar de ser muy valorado en las islas, merece ser reconocido más allá del archipiélago.

P.S. Hasta el 22 de mayo podéis visitar la exposición «Rafael Tur Costa, la lumière du fragment» en el Musée d’Art Moderne de Collioure. También podéis disfrutar del Estudio Tur Costa en la calle Canari 65 en Jesús, Ibiza, los jueves de 15:30h a 20:30h a través de cita previa llamando al teléfono +34 689591641.

Francesc Mestre Bas

Barcelona, abril 2022

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