Francesc Mestre

Galerista y publicista. Ha dirigido varias galerías de arte como la Sala Adrià o la galería René Metras y, desde 2001, la galería Francesc Mestre Art. Ha sido marchante de Guinovart, Ràfols Casamada, Erwin Bechtold, Artigau o Serra de Rivera, entre otros.

GRABADO (I)

GRABADO (I)

“Les Poules” de Pau Roig

Dentro del mercado del arte, se conoce como “obra gráfica” la que, estampada sobre papel tiene la característica de ser múltiple y, por ello, está al alcance de un público más amplio que la pintura o el dibujo. Diversas son las técnicas que lo permiten: litografía,serigrafía, pochoir, linograbado y las diferentes variantes de  la calcografía:  aguafuerte,  buril, aguatinta,  punta  seca,  mezzotinta… De cada una de ellas, encontraréis una amplia información en internet.

La necesidad de reproducir imágenes viene de antiguo; ya se usaba, por ejemplo, la xilografía para confeccionar naipes. En China, en el siglo XI Bi Sheng ya usaba la imprenta de tipos móbiles, pero en nuestro continente, fue Gutenberg quien la aportó a mediados del siglo XV.

Su aparición revolucionó la divulgación del conocimiento en Occidente. Muy pronto, la escritura necesitó complementarse con la imágenes y así apareció el grabado. Los pioneros fueron los orfebres que poseían el dominio del buril, pero pronto se comprobó que la presión del tórculo desgastaba rápidamente las planchas y entonces se recurrió a la xilografía, que permitía ediciones más largas.

En ambas técnicas sobresale el genio de Albrecht Dürer (1471-1528). Él mismo ya había empezado a practicar el aguafuerte, técnica que Rembrandt van Rijn (1606-1669) llevó a la excelencia. El gran maestro de la aguatinta es, sin duda, Francisco de Goya (1746-1828), y el gran grabador del siglo XX es Pablo Ruíz Picasso (1881-1973), quien es reconocido universalmente por haber destacado en todas las técnicas calcográficas, litográficas y en sus maravillosos linóleums. Estos cuatro genios, y muchos más, hubiesen obtenido el mismo reconocimiento sin practicar ninguna de las demás artes plásticas.

España ha dado grandes grabadores, además de los ya mencionados Goya y Picasso, citaremos a Carlos de Haes, Gutiérrez Solana y Eduardo Chillida, pero sobresalen de manera especial los catalanes: Marià Fortuny, Xavier Nogués, Pau Roig, Jaume Pla o Joan Barbarà. Ellos merecerían el reconocimiento universal que apenas logró el primero.

Actualmente cualquier artista, a poco que destaque, recibe propuestas para editar grabados. Lo habitual es que se ponga en manos de técnicos por los cuales profeso una gran admiración: Enric Tormo, Joan Barbarà, Damià Caus, Coscolla, Torrens, o serigrafistas como Treserra y Todó.

En mi próximo envío, me propongo ayudar a esclarecer el argot que envuelve las obras gráficas; pero, para acabar, me permito una reflexión: el grabado es la mayor contribución a la democratización del arte, puesto que permite que una creación artística pueda ser disfrutada por diversas personas, en diversos lugares y en diversos momentos.

Francesc Mestre Bas

Barcelona, abril 2020

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